17 sept 2009

"Madrid emprende" (II). ¿Es cierto el eslogan?

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Al margen de si es un lugar adecuado que ayuda a encontrar la felicidad de las personas (que no lo es para nada), que no es nuestro tema (aunque tampoco es un aspecto a ignorar, ni baladí), tampoco es un lugar en absoluto adecuado para el emprendedor. Y esto sí nos importa.

A día de hoy Madrid es cuna permitida y consentida de sindicatos y de su actividad más sucia y grotesca contra emprendedores, comerciantes, Pymes, empresas familiares, autónomos, etc. Ahí, a medio camino entre terrorismo y lo que sea que le llamen a lo que hacen. Contra esto, poco o nada hay que hacer en Madrid.

Uno cuenta con que finalmente tendrá que resolverlo todo en Tribunales dado ese nivel de injusticia y atropello, pero es que todo eso existe porque los Tribunales lo amparan. Entonces cuando llegas a éstos es para ir a mear y no echar gota. Y por más que repites experiencia, es de risa. Magistratura (los juzgados de 'lo social' como lo han llamado ahora), que es donde se dirimen las denuncias de los empleados a sus empleadores, en Madrid, es una dimensión paralela, una aberración de Derecho, y un continuo de atropellos e injusticias, muchas de ellas imposibles de recurrir o apelar, por la propia forma en la que está redactada y prevista la ley procesal laboral.

Magistratura está dirigida e integrada en su mayor porcentaje, no por jueces reales (los que han estudiado judicaturas), sino por delegados sindicales. Éstos, lejos de agradecer la oportunidad divina que han recibido para hacer algún bien profesional y devolver a la comunidad en forma de bienestar y progreso real, con implicación y vocación (aun dentro de la falta de formación profesional para el ejercicio de la judicatura), con quienes están en deuda es con quienes les han puesto ahí. Además con una misión muy clara: ése es el único punto que tienen para aplicar la ley comunista que existe. Con lo cual, hay que hacerlo al máximo.

Los resultados son de película de terror. Y amparados en el Tribunal Superior de Madrid, curiosamente.

A este efecto, se aprecian clarísimamente unas sentencias (laborales), ya en el Tribunal Superior, no en Magistratura, que en el de Madrid son exactamente igual de alucinógenas que estamos comentando. Sin embargo, por ejemplo en el de Cataluña, si bien está claro que hay una protección del asalariado, no se aprecian ni de lejos tamaños desvaríos y atropellos contra el emprendedor.

Ya lo dijo Lincoln: "No se puede elevar al asalariado, oprimiendo al que paga los salarios".

¿Qué sucede entonces en Madrid? Que la población laboral de baja cualificación, bajo interés, baja motivación, incapacidad de adaptación, y permanente tropiezo con la realidad de su falta de rendimiento, se pasan entre ellos ahora la frase del "demanda, demanda, que se gana todo". Y así está el panorama en Madrid.

Hace unos años fui por Barcelona, a los despachos de arbitraje (a defender el caso de unos amigos), y en primer lugar había media docena de despachos solamente. En segundo lugar eran cuatro gatos los que había por allí implicados en alguna papeleta-demanda.

Os animo a pasaros por los despachos de arbitraje de Madrid, que están en c/Princesa, un día cualquiera aleatoriamente. ¡No dan abasto! El nº de despachos de la llamada "conciliación" es infinitamente mayor, y el uso de los mismos es tremendo. Los pasillos están abarrotados de personas esperando, no hay sillas suficientes, están la mayoría de pie...


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